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Marzo - agosto 2024  
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EFECTO CARDIOPROTECTOR DEL ACEITE DE CHÍA:  
PAPEL DE LOS COMPUESTOS FENÓLICOS Y  
TOCOFEROLES  
CARDIOPROTECTIVE EFFECT OF CHIA OIL: ROLE OF  
PHENOLIC COMPOUNDS AND TOCOPHEROLS  
Dayana Palacios1  
Investigador independiente  
Fecha de recepción: 12-02-2024  
Fecha de aceptación: 23-02-2024  
Fecha de publicación:15-03-2024  
RESUMEN  
El aceite de chía ha despertado un creciente interés debido a su alto contenido en ácidos  
grasos poliinsaturados, compuestos fenólicos y tocoferoles, los cuales presentan  
propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden tener un efecto  
cardioprotector. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las principales  
causas de muerte a nivel mundial, y diversos estudios sugieren que el consumo de aceite  
de chía podría mitigar estos riesgos. El objetivo del presente estudio fue investigar el  
efecto cardioprotector del aceite de chía, enfocándose en los mecanismos bioquímicos  
de los compuestos fenólicos y tocoferoles para reducir el estrés oxidativo y mejorar el  
perfil lipídico en poblaciones de riesgo. Se realizó una revisión sistemática de la  
literatura científica disponible entre 2014 y 2024, empleando bases de datos como  
Scopus, PubMed y Web of Science. Los estudios seleccionados evaluaron los efectos  
del consumo de aceite de chía en humanos y animales. Los resultados indicaron una  
mejora significativa en los niveles de colesterol total, LDL y HDL, así como en la  
reducción de triglicéridos en sujetos con riesgo cardiovascular. Además, se observó que  
los compuestos fenólicos y tocoferoles presentes en el aceite de chía neutralizan los  
radicales libres, reduciendo el estrés oxidativo. En conclusión, el aceite de chía se  
presenta como una alternativa natural efectiva para prevenir las ECV, gracias a su  
contenido en antioxidantes y ácidos grasos esenciales, lo que sugiere su inclusión en  
dietas para la mejora de la salud cardiovascular.  
Palabras clave  
Salvia hispánica, enfermedades, cardiovascular, arterosclerosis, antioxidantes,  
beneficios  
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ABSTRACT  
Chia oil has aroused increasing interest due to its high content of polyunsaturated fatty  
acids, phenolic compounds and tocopherols, which have antioxidant and anti-  
inflammatory properties that may have a cardioprotective effect. Cardiovascular  
diseases (CVD) are one of the main causes of death worldwide, and several studies  
suggest that the consumption of chia oil could mitigate these risks. The aim of the  
present study was to investigate the cardioprotective effect of chia oil, focusing on the  
biochemical mechanisms of phenolic compounds and tocopherols to reduce oxidative  
stress and improve the lipid profile in at-risk populations. A systematic review of the  
scientific literature available between 2014 and 2024 was carried out, using databases  
such as Scopus, PubMed and Web of Science. The selected studies evaluated the effects  
of chia oil consumption in humans and animals. The results indicated a significant  
improvement in total cholesterol, LDL and HDL levels, as well as a reduction in  
triglycerides in subjects with cardiovascular risk. In addition, it was observed that the  
phenolic compounds and tocopherols present in chia oil neutralize free radicals,  
reducing oxidative stress. In conclusion, chia oil is presented as an effective natural  
alternative to prevent CVD, thanks to its content of antioxidants and essential fatty acids,  
which suggests its inclusion in diets to improve cardiovascular health.  
Keywords  
Salvia hispanica, diseases, cardiovascular, atherosclerosis, antioxidants, benefits  
INTRODUCCIÓN  
En la última década, el interés por los superalimentos y sus beneficios para la salud ha  
crecido exponencialmente. Entre estos el aceite de chía, este ha ganado protagonismo  
por su atractiva composición ácida, rica en ácido alfa-linolénico (64-76%, cuantificado  
en peso), ácido linoleico (12-22%) y oleico, su notable perfil nutricional y su capacidad  
para mejorar diversos aspectos de la salud humana (1). Derivado de las semillas de  
Salvia hispánica L., una planta nativa de América Central, el aceite de chía se destaca  
por su alta concentración de antioxidantes y ácidos grasos omega-3, compuestos que  
han demostrado tener efectos protectores sobre la salud cardiovascular (2).  
El aceite de chía es especialmente rico en polifenoles, compuestos antioxidantes que  
incluyen el ácido clorogénico y el ácido cafeico. Estos polifenoles no solo tienen la  
capacidad de neutralizar los radicales libres, sino que también exhiben propiedades  
antiinflamatorias (3). La inflamación crónica es un factor de riesgo conocido para las  
ECV, ya que contribuye a la formación de placas ateroscleróticas en las arterias, lo que  
puede llevar a eventos cardiovasculares graves como ataques cardíacos y accidentes  
cerebrovasculares. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de  
muerte en todo el mundo, siendo responsables de millones de muertes por año.  
Factores como la dieta, el estilo de vida y la genética juegan un papel crucial en el  
desarrollo de estas enfermedades.  
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Una dieta rica en antioxidantes ha sido asociada con una reducción del riesgo de ECV,  
ya que los antioxidantes pueden neutralizar los radicales libres y reducir el estrés  
oxidativo, un factor clave en la patogénesis de las ECV (4) . El aceite de chía, con su  
abundante contenido en antioxidantes, representa una intervención dietética  
prometedorapara la prevención y el manejo de esta patología. Se tiene conocimiento  
que la principal afección cardiovascular es la enfermedad coronaria, la misma que  
empeora al producirse un estrechamiento de la arteria coronaria por la formación de  
placas ateroscleróticas (5).  
Se ha demostrado que los factores dietéticos inciden en modificaciones en la  
inflamación del endotelio, provocando aterosclerosis subclínica, situación asociada a  
una cardiopatía coronaria mayor en adultos asintomáticos. De esta manera, se puede  
mencionar que la ingesta de antioxidantes juega un papel importante en la prevención  
de la aterosclerosis y, con ello, la cardiopatía coronaria (5).  
Los compuestos antioxidantes presentes en las semillas de chía están relacionados con  
la reducción de las especies reactivas de oxígeno, lo que disminuye los procesos  
inflamatorios. Específicamente, las isoflavonas en la chía tienen un efecto  
anticancerígeno (7) . Además, estudios han demostrado que el consumo de chía  
disminuye los niveles de glucosa postprandial de manera significativa y reduce los  
índices de apetito, efectos atribuidos a la fibra dietética (6).  
En personas con diabetes tipo II, el consumode chía se ha asociado con una reducción  
de la presión arterial sistólica y los niveles de proteína C reactiva, lo que disminuye el  
riesgo cardiovascular y mejora el control de los niveles de glucosa y lípidos. El  
objetivo de esta revisión bibliográfica es examinar la información disponible sobre el  
aceite de chía y su participación en la salud cardiovascular, debido a la presencia de  
ácidos grasos poliinsaturados (70%) y antioxidantes naturales.  
El objetivo de este estudio es investigar y delinear el efecto cardioprotector del aceite  
de chía, centrándose en el papel fundamental de los compuestos fenólicos y los  
tocoferoles en la mitigación de enfermedades cardiovasculares. Se pretende realizar un  
análisis exhaustivo de la literatura científica existente para identificar los mecanismos  
bioquímicos a través de los cuales estos compuestos ejercen su acción antioxidante y  
antiinflamatoria. Además, se buscará evaluar cómo la inclusión del aceite de chía en la  
dieta puede mejorar el perfil lipídico y la salud cardiovascular en poblaciones de riesgo.  
MATERIALES Y MÉTODOS  
Este estudio sigue un enfoque de revisión bibliográfica sistemática que tiene como  
objetivo evaluar el efecto cardioprotector del aceite de chía, con un enfoque específico  
en los compuestos fenólicos y tocoferoles. La metodología se estructura en la búsqueda,  
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organización, selección y análisis de estudios previos realizados en humanos que  
investigan el impacto de la inclusión del aceite de chía en la dieta y su relación con los  
efectos cardiovasculares beneficiosos.  
La búsqueda de información se realizó en las bases de datos científicas más reconocidas:  
Scopus, Web of Science, SciELO, Google Académico, y PubMed. Se emplearon  
términos clave como “Salvia hispánica L.”, “aceite de chía”, “compuestos fenólicos”,  
“tocoferoles”, y “enfermedades cardiovasculares”, combinados con operadores  
booleanos como AND y OR para refinar los resultados y garantizar que los estudios  
seleccionados abordaran el efecto cardioprotector del aceite de chía. Se incluyeron  
artículos publicados en inglés y español entre 2014 y 2024, que presentaran  
investigaciones experimentales, tanto en humanos como en modelos animales, y que  
estuvieran revisados por pares.  
Criterios de inclusión:  
Estudios experimentales en humanos que evaluaran los efectos del consumo de  
aceite de chía o la semilla de chía sobre biomarcadores cardiovasculares (perfil  
lipídico, presión arterial, inflamación, estrés oxidativo).  
Investigaciones que incluyeran un análisis específico de los compuestos fenólicos  
y tocoferoles presentes en la chía y su relación con la reducción del riesgo  
cardiovascular.  
Artículos revisados por pares, publicados entre 2014 y 2024, en inglés o español.  
Criterios de exclusión:  
Estudios que no incluyeran información específica sobre los compuestos fenólicos  
o tocoferoles.  
Investigaciones que no reportaran efectos sobre la salud cardiovascular o que no  
estuvieran relacionadas con el consumo de chía.  
Artículos con sesgos metodológicos, estudios que no proporcionaran datos claros  
sobre la metodología aplicada, o aquellos que no contaran con acceso a texto  
completo.  
Estudios experimentales en humanos: Se agruparon los estudios que evaluaban el  
impacto del consumo de aceite de chía sobre el perfil lipídico, marcadores inflamatorios  
y parámetros de estrés oxidativo. Además, se incluyeron estudios que investigaran la  
relación entre el consumo de compuestos fenólicos y tocoferoles y la mejora de la salud  
cardiovascular.  
Los datos recopilados fueron sistemáticamente organizados en tablas comparativas, que  
resaltan las diferencias entre los estudios en cuanto a su diseño, población estudiada,  
dosis administrada de aceite de chía, y los efectos cardiovasculares observados. Se llevó  
a cabo un análisis comparativo de los resultados para identificar patrones consistentes o  
discrepancias entre los estudios seleccionados.  
Los resultados obtenidos de los estudios seleccionados se interpretaron con un enfoque  
en los efectos observados del aceite de chía sobre los biomarcadores clave de salud  
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cardiovascular. Se realizó una síntesis cualitativa y cuantitativa de los hallazgos,  
destacando los mecanismos a través de los cuales los compuestos fenólicos y  
tocoferoles pueden reducir el riesgo cardiovascular, principalmente mediante la  
disminución de la oxidación lipídica y la inflamación.  
Esta metodología detallada asegura que los estudios incluidos sean de alta calidad y  
proporcionen una visión integral sobre el efecto cardioprotector del aceite de chía, con  
especial énfasis en los compuestos bioactivos responsables de estos beneficios.  
RESULTADOS  
La semilla de chía se distingue por su composición química, que incluye un bajo nivel  
de humedad, una predominancia de lípidos y un alto contenido de fibra dietética. Entre  
sus componentes, se resalta su significativo aporte de ácidos grasos, que representa el  
30% de su composición, siendo en su mayoría poliinsaturados. De este total,  
aproximadamente el 60% corresponde al ácido alfa-linolénico (ALA), seguido por un  
20% de ácido linoléico (C18:2n-6, LA). En términos de contenido proteico, las semillas  
de chía poseen un porcentaje elevado de proteínas, que varía entre el 16% y el 26%, e  
incluyen aminoácidos esenciales como arginina, leucina y fenilalanina.  
Este contenido proteico permite que las semillas aporten alrededor de 3,61 g de  
nitrógeno por cada 100 g. Además, entre el 20% y el 40% de la semilla está compuesto  
por fibra, que se encuentra principalmente en forma de celulosa, pectina, hemicelulosa,  
lignina, polisacáridos y oligosacáridos. La fibra presente es mayoritariamente insoluble,  
representando entre el 85% y el 93%, mientras que el 7% al 15% restante es fibra  
soluble. En cuanto a las vitaminas, la semilla de chía es rica en vitaminas del complejo  
B, como tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3) y ácido fólico, así como en  
minerales como calcio, fósforo, magnesio, potasio, selenio, hierro, cobre y zinc (11), ver  
en la Tabla 1.  
Tabla 1. Composición química de la semilla de Chía  
Jiménez et al. g/100g  
USDA  
Humedad  
6,2 ± 0,0  
6,96  
Proteínas  
19,9 ± 0,2  
27,9 ± 0,4  
8,6 ± 0,3  
18,29  
42,16  
28,88  
Grasas  
Hidratos de Carbono  
Fibra  
33,0 ± 0,5  
27,03  
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Aceite de chía  
El aceite de semilla de chía (Salvia hispánica L., Lamiaceae) es una de las más ricas  
fuentes vegetales conocidas, sobre todo comparada con las de labiadas como el orégano,  
tomillo, canela, albahaca o clavo, de un ácido graso á-linolénico u omega 3 con un  
mínimo del 18%. Este porcentaje supera al ácido graso omega 3 contenido en el aceite  
de pescado (mínimo del 60% de porcentaje medio), por lo que su importancia es  
incalculable en la terapéutica natural para patologías vaso sanguíneas al reducir el  
colesterol y dejar de lado el miedo a la intolerancia gástrica. Es considerado uno de los  
cinco alimentos funcionales de origen vegetal que mejoran la salud y se crearon con la  
finalidad de mantenernos sanos, por lo que no son fármacos (3).  
La lista de nutrientes esenciales es increíblemente extensa, siendo rica en antioxidantes  
como el á-tocoferol o vitamina E, ofreciendo beta-tocoferol, vitamina E con importantes  
propiedades cardio protectoras. De calcio, con 5 veces más que la leche, proteínas de  
origen vegetal y arginina (aminoácido con efecto vasodilatador), y, de igual modo, el  
mineral también es citado a nivel de nutrición genómica, fisiología y terapéutica.  
Además, es rica en fibra 82% insoluble y 18% soluble. El alto contenido de fibra le  
confiere cualidades de saciedad (información con gran valor en las consultas de  
nutrición); facilita la digestión, de ahí que se consuma en ayunas en diferentes  
protocolos y favorece el tránsito intestinal formando una película gelatinosa al retener  
agua, lo cual captura grasas a nivel del colon y las abandona con las heces, reduciendo  
la absorción y el consiguiente aporte calórico, por lo que es útil en tratamientos de  
sobrepeso y obesidad. Gracias al ácido α-linolénico modula el nivel de colesterol,  
teniendo estos efectos en la disminución del hipercolesterolemia, triacilglicerolemia y  
protege de la biosíntesis de los eicosanoides en la membrana, ver en la Tabla 2.  
Tabla 2. Composición química del aceite de chía  
Principales ácidos grasos  
Ácido alfa linolénico (C18:n3, ALA)  
Ácido linoleico (C18:n2)  
Ácido oleico (C18:n1)  
% ésteres metílicos  
51,82 ± 1,49  
19,36 ± 0,16  
8,91 ± 0,30  
Ácido palmítico (C16:n0)  
Ácido esteárico (C18:n0)  
7,29 ± 0,17  
3,84 ± 0,09  
El aceite de chía ha sido ampliamente estudiado por sus propiedades beneficiosas para  
la salud, especialmente en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Los  
compuestos fenólicos y los tocoferoles presentes en este aceite vegetal destacan por su  
potente actividad antioxidante y antiinflamatoria, lo que sugiere un efecto  
cardioprotector significativo. En este estudio, se investiga los efectos del consumo de  
aceite de chía en el perfil lipídico y la actividad antioxidante en poblaciones de riesgo  
cardiovascular, con el objetivo de identificar los mecanismos bioquímicos responsables  
de estos beneficios. A continuación, se presentan los resultados obtenidos mediante el  
análisis comparativo con otros aceites vegetales y las variaciones observadas en los  
marcadores lipídicos (7).  
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Concentración de compuestos fenólicos y tocoferoles en el aceite de chía como se  
muestra en la Tabla 3.  
Tabla 3. Compuestos fenólicos y tocoferoles en el aceite de chía  
Concentración media  
Compuesto  
(mg/100g)  
Ácido clorogénico  
Ácido cafeico  
34.5  
22.8  
48.6  
15.4  
Tocoferoles totales  
Ácido ferúlico  
La concentración de compuestos fenólicos como el ácido clorogénico y cafeico es  
elevada en el aceite de chía, lo que sugiere un fuerte potencial antioxidante. Los  
tocoferoles, reconocidos por su actividad antioxidante, también están presentes en  
concentraciones importantes, lo que respalda el papel protector del aceite frente al estrés  
oxidativo en las células cardíacas. Este perfil antioxidante permite inferir que el  
consumo de aceite de chía puede contribuir a la reducción de los daños celulares  
asociados a las enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis y la hipertensión  
(8).  
Tabla 4. Efectos del consumo de aceite de chía en el perfil lipídico en sujetos de riesgo cardiovascular  
Grupo aceite  
Variación  
Parámetro Control de grupo  
de chía (3  
meses)  
porcentual  
Colesterol  
220 ± 10  
198 ± 12  
-10%  
total (mg/dl)  
LDL (mg/dl) 140 ± 8  
HDL (mg/dl) 42 ± 5  
120 ± 7  
52 ± 4  
-14,3%  
+23,8%  
Triglicéridos  
180 ± 15  
150 ± 10  
-16,7%  
(mg/dL)  
En la Tabla 4 los resultados muestran que el consumo regular de aceite de chía durante  
tres meses mejoró significativamente el perfil lipídico de los sujetos de riesgo. Se  
observará una disminución del colesterol total y del LDL (colesterol "malo"), mientras  
que los niveles de HDL (colesterol "bueno") aumentan considerablemente. Estos  
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cambios son indicativos de un menor riesgo de eventos cardiovasculares, como infartos  
de miocardio, debido a la mejora en la salud arterial y la reducción de la formación de  
placas ateroscleróticas (9).  
Tabla 5. Actividad antioxidante del aceite de chía en comparación con otros aceites vegetales  
Actividad antioxidante  
Aceite vegetal  
(ORAC μmol TE/g)  
Aceite de chía  
78,5  
54.2  
64.9  
34.7  
Aceite de oliva virgen  
Aceite de lino  
Aceite de girasol  
El aceite de chía muestra una actividad antioxidante superior en comparación con otros  
aceites vegetales populares como el de oliva y el de girasol. Esto sugiere que los  
compuestos fenólicos y tocoferoles presentes en el aceite de chía contribuyen  
significativamente a su capacidad para neutralizar radicales libres. Este efecto  
antioxidante es fundamental en la prevención del estrés oxidativo, que es un factor clave  
en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (10), ver en la Tabla 5.  
DISCUSIÓN  
Numerosos estudios apoyan la prevalencia de enfermedades cardiovasculares en los  
últimos años como la primera causa de mortalidad a nivel mundial, predominando  
especialmente factores de riesgo como hipertensión arterial, dislipidemias, diabetes  
mellitus, tabaquismo, obesidad y el estrés oxidativo, entre otras (11). El estrés oxidativo  
comprende la generación y acumulación de los especies reactivas o iones de oxígeno y  
radicales libres, lo cual sobrepasa específicamente los mecanismos antioxidantes a nivel  
interno (12). Estas especies funcionan como moléculas estresantes, deteriorando  
componentes tisulares, tanto extracelulares como intracelulares, como proteínas, ácidos  
nucleicos, lípidos y membranas celulares, repercutiendo directamente en disfunción de  
órganos presentes en el cuerpo y favoreciendo específicamente a la proinflamación (13).  
Hoy en día la principal epidemia que afecta a la salud cardiovascular global es la  
aterosclerosis, causada por el depósito anormal y subyacente de lípidos y otros  
materiales en las arterias, en ciertas circunstancias se puede ir achicando la luz del vaso  
sanguíneo y a causa de ello disminuir el flujo sanguíneo circulante. Esta disminución de  
flujo sanguíneo es capaz de desencadenar episodios isquémicos agudos los cuales  
dependiendo del territorio vascular comprometido tienen importancia directa para la  
salud subsecuente del organismo, si ello compromete al miocardio, el daño sería un  
infarto al miocardio (14). Si compromete al cerebro afecta con un accidente  
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cerebrovascular isquémico también llamado isquemia, o afección global del sistema  
nervioso terminando en un traumatismo.  
Las Enfermedades Cardiovasculares (ECV) constituyen la principal causa de mortalidad  
a nivel global, superando a cualquier otra patología. Se estima que, en 2012, 17,5  
millones de personas fallecieron a causa de estas enfermedades, lo que equivale al 31%  
del total de muertes registradas en el mundo. De este total, 7,4 millones de decesos  
fueron atribuidos a la cardiopatía coronaria, mientras que 6,7 millones se relacionaron  
con accidentes cerebrovasculares (AVC). Dentro de este contexto se menciona que las  
enfermedades cardiovasculares representan un peligro significativo en personas que  
sufran ciertas patologías o que lleven un estilo de vida inadecuado (15).  
Al realizar un estudio in vivo con pacientes que sufren de hipertrigliceridemia  
complementando su tratamiento con la incorporación de chía en su dieta diaria para  
analizar el nivel de eficiencia frente a un tratamiento en el cual se incorpora  
gemfibrozilo camec también en su dieta, y así medir la eficiencia de acuerdo con la  
cantidad de pacientes a los que el consumo de chía les dio resultados positivos (15). El  
grado de efectividad de este tratamiento fue muy bueno puesto que de 30 pacientes  
evaluados 24 de ellos obtuvieron resultados efectivos con el tratamiento de Salvia  
Hispánica.  
Por otro lado (16) menciona que se llevó a cabo un estudio para analizar el impacto del  
consumo de chía en los niveles lipídicos y glucémicos en dos grupos de participantes.  
Al inicio y al final del estudio, se midieron los niveles de lípidos y glucosa en sangre de  
12 participantes, divididos en dos grupos de 6 personas cada uno. El tratamiento  
consistió en la ingesta diaria de 28 gramos de semillas de chía durante un periodo de 40  
días. A través de análisis sanguíneos, se evaluaron los niveles de colesterol total,  
lipoproteínas de alta densidad (HDL), lipoproteínas de baja densidad (LDL) y glucosa  
en cada individuo.  
Los resultados mostraron que las semillas de chía lograron disminuir los niveles de  
glucosa en sangre, independientemente de si se consumieron enteras o molidas. En  
cuanto al perfil lipídico, el consumo de chía molida tuvo un efecto positivo,  
manteniendo estables los niveles de HDL y reduciendo el colesterol total. Sin embargo,  
la chía en su forma entera no mostró una reducción en los niveles de colesterol total, e  
incluso se observó un aumento en algunos participantes del estudio.  
Los hallazgos de investigaciones que evaluaron el impacto del consumo de semillas de  
chía sobre los factores de riesgo cardiovascular en humanos. Realizaron una revisión  
sistemática seleccionando artículos en inglés, portugués o español publicados en los  
últimos diez años. Solo siete estudios (n = 200) cumplieron con los criterios de  
inclusión. Uno de estos estudios encontró una disminución significativa en la presión  
arterial sistólica y en los marcadores de inflamación, sin cambios en la masa corporal, el  
perfil lipídico o la glucosa. En los ensayos agudos, los niveles de glucosa en sangre  
postprandial fueron significativamente menores (17)  
El efecto de extractos de semillas de Salvia hispánica L. en la presión arterial y la  
inhibición de la enzima convertidora de angiotensina. Su estudio revela que las semillas  
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de chía contienen principalmente compuestos insaturados, terpenoides, glucósidos,  
compuestos fenólicos y grupos carbonilo. Los diferentes extractos de chía mostraron  
actividad inhibidora de la enzima convertidora de angiotensina I (ECA), y el extracto  
metanólico demostró la mejor actividad entre las particiones realizadas. En ratas  
hipertensas, el extracto metanólico mostró un claro efecto hipotensor con una dosis de  
400 mg/kg administrado durante cuatro semanas, sin cambiar significativamente los  
niveles séricos de colesterol total, colesterol LDL, triglicéridos y proteína C reactiva. Se  
concluyó que el extracto metanólico de semillas de Salvia hispánica tiene compuestos  
químicos con efecto inhibidor in vitro, un efecto hipotensor tras su administración in  
vivo y no presenta efectos tóxicos a nivel hepático y renal (18).  
Se estudió el efecto de la chía en un grupo de residentes de la Casa Hogar de San Martín  
de Porres con niveles elevados de colesterol y triglicéridos para verificar si el consumo  
de chía los reduce (19). La investigación fue descriptiva y transversal, con un muestreo  
probabilístico. Se midieron los niveles de colesterol en una población de 70 personas  
mayores, de entre 64 y 87 años, encontrando niveles de colesterol entre 147.97 mg/dl y  
298.02 mg/dl, y niveles de triglicéridos entre 66.58 mg/dl y 308.26 mg/dl. Se observó  
que solo 30 personas presentaban niveles elevados de colesterol y triglicéridos, de las  
cuales 16 eran hombres y 14 mujeres. El consumo de 20 gramos de chía durante tres  
meses, de lunes a sábado, redujo los niveles de colesterol, aunque la disminución de  
triglicéridos no fue tan significativa (20).  
Cabe destacar que la capacidad antioxidante de un nutriente no solo es relevante para el  
ámbito de la nutrición, evitando el posible estrés oxidativo, sino que va más allá,  
pudiendo llegar a prevenir enfermedades crónico-degenerativas cuya génesis implica el  
daño oxidativo por radicales de oxígeno libres. En concreto, es fundamental su  
asociación con la salud cardiovascular. En la arteriosclerosis subyace un proceso  
complejo, multifactorial, en el que destaca la acción oxidativa de lipoproteínas de baja  
densidad (LDL) por radicales libres (21).  
Un radical libre es una entidad química caracterizada por la presencia de uno o más  
electrones no emparejados en su estructura. Su alta reactividad es esencial para la  
generación de otros radicales libres en una secuencia de reacciones en cadena. Dada su  
vida media de apenas microsegundos, interactúa rápidamente con moléculas cercanas,  
lo que puede incrementar el daño potencial. En el transcurso de estas reacciones en  
cadena, un solo radical libre tiene la capacidad de influir en hasta un millón de  
moléculas. Estos compuestos son parte de las especies reactivas del oxígeno (ERO),  
también conocidas como ROS (Reactive Oxygen Species) (22).  
Los radicales libres se generan durante el metabolismo humano y también se producen  
debido a contaminantes ambientales, como los que se encuentran en el aire, el agua y el  
suelo, así como por radiaciones ultravioleta, gamma y hertzianas, entre otras fuentes. Su  
presencia puede estar asociada con el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol, el  
tabaco y las drogas, así como con una alimentación inadecuada y la exposición a  
fertilizantes o pesticidas. Además, el metabolismo de ciertos químicos y el estrés físico  
o psicológico elevado también contribuyen a la producción de radicales libres (23).  
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La terapia antioxidante disminuye la oxidación de LDL, retrasa el desarrollo del  
depósito graso en las arterias y acelera la limpieza de depósitos ya existentes. Estudios  
epidemiológicos no solo destacan la disminución de factores de riesgo cardiovascular  
por efectos antioxidantes (bajas concentraciones de lipoproteínas oxidadas LDL-C,  
disminución de presión arterial, mejora de sensibilidad insulínica, sino que existen  
publicaciones recientes que proporcionan información más específica sobre aquellos  
nutrientes que la aportan (24) (25).  
En el caso de los ácidos grasos poliinsaturados omega 3, destacan por su asociación con  
la disminución de colesterol total (CT) y triglicéridos (TG) plasmáticos debido a una  
disminución de la síntesis hepática como consecuencia de una disminución de los  
ácidos grasos poliinsaturados a nivel tisular, y por el incremento del catabolismo de los  
TG plasmáticos por un aumento del aporte de ácidos grasos poliinsaturados que entran  
en las vías del catabolismo del TG tisular (26).  
CONCLUSIONES  
El consumo regular de aceite de chía ha demostrado un impacto positivo significativo  
en el perfil lipídico de individuos en riesgo cardiovascular. La reducción del colesterol  
total, LDL, y triglicéridos, junto con el aumento de HDL, sugiere que este aceite puede  
ser una intervención dietética efectiva para mejorar la salud cardiovascular. Los  
resultados de estudios experimentales indican que los efectos beneficiosos sobre el  
perfil lipídico se deben principalmente a la presencia de ácidos grasos poliinsaturados,  
como el ácido alfa-linolénico (ALA) y el ácido linoleico, los cuales desempeñan un  
papel esencial en la reducción de la formación de placas ateroscleróticas y en la mejora  
de la elasticidad arterial, factores clave en la prevención de infartos y otras  
enfermedades cardiovasculares.  
El aceite de chía es una rica fuente de compuestos fenólicos y tocoferoles, que actúan  
como poderosos antioxidantes. Los compuestos como el ácido clorogénico, el ácido  
cafeico y los tocoferoles totales contribuyen de manera significativa a la neutralización  
de los radicales libres, lo que disminuye el estrés oxidativo en las células cardíacas. Este  
perfil antioxidante protege a las arterias y los tejidos del daño celular, reduciendo la  
inflamación crónica, una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares.  
Estos resultados resaltan el potencial del aceite de chía no solo como una fuente de  
ácidos grasos beneficiosos, sino también como un alimento funcional capaz de prevenir  
el daño oxidativo a nivel cardiovascular.  
El análisis comparativo de la actividad antioxidante del aceite de chía con otros aceites  
vegetales revela que este presenta una capacidad superior para neutralizar radicales  
libres. Su mayor concentración de compuestos fenólicos y tocoferoles lo posiciona  
como uno de los aceites más efectivos para la prevención del estrés oxidativo,  
superando incluso al aceite de oliva y al de girasol. Este efecto antioxidante no solo  
favorece la salud cardiovascular, sino que también refuerza el papel del aceite de chía  
como un complemento dietético en poblaciones de riesgo. Así, el aceite de chía se  
destaca como una alternativa natural para mejorar la salud cardiovascular a través de  
mecanismos bioquímicos tanto antioxidantes como antiinflamatorios.  
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