Presencia de aflatoxinas en alimentos: implicaciones para la salud y seguridad alimentaria
DOI:
https://doi.org/10.56519/7vdqx151Palabras clave:
Aflatoxinas, alimentos contaminados, seguridad alimentaria, salud pública, Aflatoxins, contaminated food, food safety, public healthResumen
La presencia de aflatoxinas en alimentos representa un grave problema de salud pública y seguridad alimentaria, especialmente en países tropicales y subtropicales, donde las condiciones climáticas favorecen la proliferación de hongos productores de estas micotoxinas. Las aflatoxinas, en particular la aflatoxina B1, han sido clasificadas como compuestos altamente tóxicos, inmunosupresores y cancerígenos; generando preocupación tanto por sus efectos en la salud humana como por sus repercusiones económicas y comerciales. Esta problemática se agrava en regiones con escasa infraestructura para el monitoreo y control de contaminantes alimentarios, lo que justifica la necesidad de revisar de forma crítica y sistemática la evidencia científica disponible. El objetivo de este estudio fue realizar una revisión sistemática de la literatura científica sobre la presencia de aflatoxinas en alimentos, sus efectos en la salud y sus implicaciones para la seguridad alimentaria, aplicando la metodología PRISMA. La investigación se desarrolló con un enfoque cualitativo-descriptivo, utilizando como fuentes de información las bases de datos PubMed, ScienceDirect, Scopus y SciELO. Los resultados indican que la aflatoxina B1 (AFB1) es la más prevalente y tóxica, asociada principalmente con el desarrollo de carcinoma hepatocelular, inmunosupresión y retraso en el crecimiento infantil. Se detectó su presencia en alimentos como maíz, maní, arroz, nueces y productos procesados. Asimismo, la aflatoxina M1 (AFM1), derivada de la excreción de AFB1 en leche de animales, representa un riesgo elevado en lactantes. Se observaron variaciones significativas en los límites regulatorios establecidos por distintas autoridades sanitarias, lo que genera dificultades en el comercio internacional y expone a las poblaciones más vulnerables a riesgos sanitarios elevados. En conclusión, la evidencia recopilada revela que las aflatoxinas siguen siendo un contaminante alimentario prioritario, que requiere estrategias integrales de prevención, control y regulación. Se destaca la necesidad de fortalecer los sistemas de vigilancia, promover buenas prácticas agrícolas y desarrollar tecnologías accesibles para la detección temprana, especialmente en contextos con recursos limitados.
Abstract
The presence of aflatoxins in food represents a serious public health and food safety problem, especially in tropical and subtropical countries, where climatic conditions favor the proliferation of fungi that produce these mycotoxins. Aflatoxins, particularly aflatoxin B1, have been classified as highly toxic, immunosuppressive, and carcinogenic compounds, raising concerns both for their effects on human health and their economic and commercial repercussions. This problem is exacerbated in regions with limited infrastructure for monitoring and controlling food contaminants, justifying the need to critically and systematically review the available scientific evidence. The objective of this study was to conduct a systematic review of the scientific literature on the presence of aflatoxins in food, their effects on health, and their implications for food safety, applying the PRISMA methodology. The research was conducted using a qualitative-descriptive approach, using the PubMed, ScienceDirect, Scopus, and SciELO databases as sources of information. The results indicate that aflatoxin B1 (AFB1) is the most prevalent and toxic, primarily associated with the development of hepatocellular carcinoma, immunosuppression, and childhood growth retardation. Its presence was detected in foods such as corn, peanuts, rice, nuts, and processed foods. Likewise, aflatoxin M1 (AFM1), derived from the excretion of AFB1 in animal milk, poses a high risk to infants. Significant variations were observed in the regulatory limits established by different health authorities, generating difficulties in international trade and exposing the most vulnerable populations to high health risks. In conclusion, the evidence gathered reveals that aflatoxins remain a priority food contaminant, requiring comprehensive prevention, control, and regulation strategies. The need to strengthen surveillance systems, promote good agricultural practices, and develop accessible technologies for early detection is highlighted, especially in resource-limited settings.